Construir un edificio de millones de toneladas pareciendo que pesa un sólo gramo

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Historia de la creación

El mayor desafío sobre la construcción del convento de las hermanas Franciscanas consistió en la creación de un edificio sobre la cubierta de otra edificación ya existente, con valor patrimonial, realizado por el arquitecto Luis Martinez-Feduchi. La propuesta plantea revertir el concepto histórico de claustro, tanto en el significado como en la construcción: lo etéreo cedería su lugar a lo terrenal. Este proyecto está realizado en la ciudad de Madrid, barrio de “El Viso”.

 
 
 

Búsqueda de inspiración

 

Rezar quizás sea una de las acciones más antiguas de todas las culturas. Sea cual sea la creencia, sea cual sea la religión, siempre hay unas reflexiones y peticiones que se dirigen al cielo con la esperanza de ser atendidas. Históricamente los religiosos realizan estas peticiones desde sus hogares (conventos / monasterios / abadías), durante las situaciones cotidianas del día a día. Estos lugares tenían una disposición nada casual, pues se diseñaron para permanecer en contacto casi exclusivo con el mundo divino, el cielo.

 

Tras unos amplios muros con apenas ventanas y una puerta principal de acceso, que como si de unas fortificaciones se trataran, la vida al exterior de estos representantes de la fe era poco común, y por consiguiente, la dedicación casi en exclusiva a la oración. Ya en el interior se contaba con la luz natural que entraba desde el patio rodeado de columnas, el claustro, que servía como elemento articulador, conduciendo y conectando el resto de dependencias. El claustro pues, era la única gran ventana al exterior, dirigida al cielo, a Dios.

 
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Entre el Cielo y la Tierra

Tras el análisis de la arquitectura conventual, se propuso invertir la arquitectura tradicional y priorizar la visión al exterior. Una nueva visión del concepto convento, como un lugar abierto a la ciudad, que se relaciona con la labor diaria actual de las religiosas, atendiendo las necesidades del entorno, la ciudad, sus habitantes.... Es así que la idea de claustro se invierte, generándose este elemento articulador arquitectónico en el perímetro, como gran ventana al exterior, apaisada, ininterrumpida, que recorre 360 grados el horizonte de El Viso de Madrid.

 
 
 
 

El histórico patio conventual adornado con flores y plantas, es ahora la ciudad, y sus árboles los que residen en la urbe compartidos con el resto de ciudadanos. Las vistas ofrecen una inmejorable perspectiva de Madrid, al tratarse del edificio más alto de El Viso.

 

La intervención contempla varias actuaciones. La rehabilitación, refuerzo y consolidación estructural del edificio original. El tratamiento del vallado perimetral. La reforma interior del edificio existente para adaptar a nuevos usos (aulas, baños, salas de reuniones) y, la más difícil de todas, la construcción de el nuevo convento soportado sobre el edificio original.

 

Esta última se compone rescatando los elementos constructivos propios de el claustro; los arcos. En esta ocasión reinterpretados, acercándose a la forma curva de la mitad de “T de TAU” de las hermanas Franciscanas. Arcos asimétricos que en ocasiones funcionarán como costillas. Será mediante la multiplicación de este elemento que se soportará y dará solución a todo el edificio. Girándose estos entre sí para resolver la resistencia al viento, al estar elevados una planta respecto al entorno urbano.

 
 

Una parte fundamental del programa en la intervención es la capilla - biblioteca. Debido a la escasez de espacio se propone un espacio contemporáneo y funcional. Una gran sala biblioteca proyectada desde la inspiración de la planta elíptica de una antigua iglesia romana, en la que los pilares fasciculados históricos se vacían para convertirse en muebles para almacenar material, libros y otros enseres. Entre los mismos se suceden distintas salas que dan lugar a reuniones o acciones más privadas.

 

Sobre ésta, (y superpuesta a modo de un palimpsesto) se genera otra gran elipse girada y descentrada respecto a la anterior. Ésta se configura con un gran telón propio del escenario de un teatro, que al desplazarse, genera una atmósfera propia de la oración: la capilla. La operación es una apuesta por la versatilidad en el que un mismo espacio puede dividirse en varios con distintos programas (reunión, biblioteca, capilla) al instalar de uno u otro modo las cortinas.

 
 
 

El detalle

 

La imagen proyectada se inspira en una nube en el horizonte, con la intención de pasar de forma desapercibida. El color de los arcos es un grisáceo y el material planchas metálicas perforadas con un patrón random que recuerda a la composición fluida de las nubes. La estrategia de la construcción apuesta por la sostenibilidad al retranquear las fachadas del vidrio y el programa al sur tras un pórtico.

 

Lo que permite la entrada de sol en invierno e impidiendo el mismo en verano, para evitar el efecto invernadero, exigiendo así una menor necesidad de climatización artificial. Además con los sobrantes de la chapa perforada de los arcos se hacen las barandillas, puertas, encimeras y otros acabados interiores... En una apuesta por el aprovechamiento de recursos.

 
 
 
 
 
 

“La sostenibilidad no es sólo un factor que afecta al clima o lo energético, otro modo de sostenibilidad es optimizar los recursos constructivos”

 
 
 
 
 


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